
Claudio, futuro emperador romano, narra su triste vida de muchacho, soportando las burlas continuas de compañeros y familia, en especial el desprecio de su abuela Livia, debido a su tartamudez y a una ligera cojera, agravadas por su delicado estado de salud. A pesar de formar parte de la familia imperial, solo la lectura y el descubrimiento de una alegre chica, además de su asistencia a contados actos populares, le sacan de su aburrida existencia. Cuenta con un elaborado Taller de lectura.
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