David queda al cuidado de unos tíos, mientras sus padres van a Cuba en busca de fortuna. Desde entonces, el maltrato y el menosprecio harán que el muchacho ansíe estar con sus padres. Un día, por fin, David embarca rumbo a la isla antillana en la nave del capitán Salcedo. Lo que parece el principio de una nueva vida, feliz y risueña, acaba resultando una desventura cruel, abandonado en medio del océano y, después, en Santo Domingo, en una lucha por la supervivencia en el siglo XIX.
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