FÄHRMANN, W., Un lugar para
Katrin (1977), SM, Madrid, 1984, 116 pág.; ilustraciones, J. Díaz; traducción, M. Olasagasti (tema 11).
Katrin tenía problemas para jugar con otras
niñas. Y todo porque tenía un lunar en la cara, justamente en la mejilla que,
instintivamente, se tocaba cuando las chicas le cantaban cruelmente un
estribillo sobre ello. Para considerarla una más de la
pandilla la exigían que contase cuentos nuevos. Un problema que solucionó
gracias a su participación en la hora de los muñecos, a los que ayudó y, al
tiempo, aprendió muchas narraciones bellas, que relataría para ser aceptada en el grupo…
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